Los viajes de Gulliver
Musa. Solo uno entre muchos.
Dzanan Musa lo resumió sin rodeos: “Eres solo uno entre muchos”. Son parte de unas declaraciones que ha ofrecido al medio klix.ba explicando los motivos para cambiar el equipo blanco por el Dubái. Según él su afán fue por: “tener mi propio equipo en la Euroliga”. No fue por dinero —aunque en la forma de expresarlo hay un tufillo de intento de justificación—, sino por la suma de dos factores: ser el líder de un equipo y, además, que ese proyecto compitiera en Euroliga.
Esta noticia me abrió un debate interno: ¿ser cabeza de ratón o cola de León? ¿Formar parte de un equipo histórico aunque tu papel sea secundario, o ser la pieza central de un proyecto más modesto? Es decir, ¿importa más el equipo o que yo sea imprescindible dentro de él? ¿Es criticable esto? ¿Es ambición o ego? ¿Tenemos derecho a criticar o valorar las decisiones de alguien?
Esto me llevó a pensar en cómo la percepción de alguien cambia según el contexto. Jonathan Swift lo retrató en Los viajes de Gulliver: el protagonista era grande, pequeño, sabio o ignorante solo en función de la isla en la que desembarcara, siendo siempre la misma persona. La clave no estaba en lo que era, sino en dónde estaba. Musa es Musa, y no puede dejar de serlo; lo único que puede cambiar es el escenario, y con él, el papel que se le asigna.
En fin.
Hagamos un repaso a su carrera. Comenzó en el Kos Mostar y pronto dio el salto al KK Cedevita, donde debutó en Euroliga con solo 16 años. Tras destacar en Croacia, fue elegido en el Draft NBA 2018 por los Brooklyn Nets pero tuvo poco impacto en la NBA.
En 2021 regresó a Europa con el Anadolu Efes, aunque apenas tuvo continuidad y su paso fue fugaz.
Su verdadero punto de inflexión llegó en el Río Breogán, donde se convirtió en la referencia absoluta y fue nombrado MVP de la ACB 2021-22. Qué mejor este documental para explicar su calvario, la catarsis que atravesó y su posterior renacer que parecía ya imposible.
Recuerdo qué ese año no fallaba, en el SuperManager había que llevarlos si o si. Ese rendimiento le abrió la puerta del Real Madrid en 2022, donde ha sido pieza importante pero nunca el gran líder qué fue en el Breogan.
Estos son sus numeros desde el 2015-2016 hasta la 2024-2025
Por lo que vemos, su análisis de cómo su rendimiento puede brillar no puede estar mas en lo correcto. Cómo se ve en la tabla los números de Musa en Madrid se acercan mucho, si no son calcados, a los que fueron sus números en su fugaz paso por el Efes. Luego si encuentra en Dubai el equivalente al Rio Breogan volverá a brillar.
Hagamos un repaso de sus tres años con el Real Madrid. La mejor manera de hacerlo es mirar con quién ha compartido pista y cómo ha cambiado su impacto según el compañero. En la gráfica se recogen sus principales parejas de juego: puntos combinados entre Musa y cada socio, y el porcentaje de protagonismo que le correspondió dentro de ese dúo.
2022–23. Con el que mejor rinde es con Tavares. No es casualidad. Un cinco que genera gravedad —bloqueo, continuación, rebote ofensivo— te limpia el camino. El total del dúo se dispara y Musa se mueve en una cuota cómoda, por encima del 60%. Con Yabusele y Deck el patrón se mantiene: aleros fuertes, espacios… El extremo es Cornelie: poca muestra, pero porcentaje altísimo para Musa. ¿Qué me dice esto? Que en cuanto hay referencia interior de primer nivel, Musa no necesita monopolizar nada para producir mucho.
2023–24. Llega Campazzo y aparece el pico absoluto del trienio. Cuando tienes un base creador élite, el dúo Musa+Facu es el que más rinde. La cuota de Musa baja hacia ese 55–60% que a algunos les suena a “uno más”, pero el techo colectivo es incuestionable. Con Tavares el impacto sigue siendo altísimo. Con Yabusele y Abalde su porcentaje de protagonismo sube, porque son perfiles de uso medio/bajo: Musa finaliza más. Hezonja queda en un punto intermedio, reparto más equilibrado y volumen razonable. El resumen es sencillo: con un creador top, sube el resultado agregado aunque no suba su cuota individual.
2024–25. Se repite el mismo patrón: Campazzo vuelve a dar el mayor impacto combinado con Musa, y Tavares mantiene el podio. Por eso destaco a Hezonja ya que crece en volumen, de hecho esta temporada su desarrollo ha sido brutal y el dúo roza los cuatrocientos puntos: aquí hay coprotagonismo real, reparto casi 50/50, que para algunos es justo el argumento de Musa (“en el Madrid soy uno entre muchos”). Y, ojo, los picos de cuota de Musa aparecen con Feliz y Garuba: perfiles que no acaparan balón y no consumen posesiones.
De estos tres años salen dos rutas muy claras:
Ruta del techo colectivo: Musa + Campazzo/Tavares. El equipo produce más; Musa comparte foco.
Ruta de la centralidad: Musa + perfiles de bajo uso (Garuba, Feliz, a ratos Abalde/Cornelie). Sube su % de protagonismo; el total no siempre es el máximo.
¿Y Hezonja? Es el termómetro del rol. En 22–23, poco volumen y una cuota alta para Musa (minutos concretos, él finaliza). En 24–25, el dúo gana peso y el reparto se equilibra. Bajo mi punto de vista no se estorbaban y formaban un duo brutal. Pero ya se sabe que en el Madrid, el sistema manda mucho.
Volvamos al principio: ¿ambición o ego? Yo no creo que irse sea un asunto moral. Es gestión de carrera. Si tú sientes que tu techo no se mide por lo que aportas al sistema sino por lo que eres como sistema, la Euroliga en Dubái es una apuesta coherente: ser el contexto. Lo que tiene que demostrar Musa allí no es que puede anotar —ya lo sabemos—; es que puede generar ventajas de forma sostenida sin un Campazzo al lado ni un Tavares detrás. Es decir, trasladar el impacto combinado de sus mejores dúos… pero siendo él el factor.
¿Se puede? Sí, pero cambia el examen. En Madrid, su excelencia es de sinergia: lectura, ritmo, timing, castigar las ayudas cuando el pívot cae o cuando el base fija dos. En Dubái, su excelencia tendrá que ser de creación primaria: vivir con el mejor defensor encima, leer segundas y terceras ayudas, sacar tiros de alto valor para él y para otros sin que el sistema se rompa. El listón no es “hacer sus números”, es sostener el total.
Y aquí es donde la frase inicial encuentra contexto. “Eres uno entre muchos” en un equipo que te lleva al pico competitivo, o “eres el uno” en un lugar que aceptará tus picos y tus valles. No cambia Musa, repito: cambia la isla. En una, su talento encaja y multiplica; en la otra, su talento define y condiciona.
No voy a juzgar la decisión, porque las dos tienen sentido. Si quiero ser justo con los datos, diré esto: cuando el ecosistema es élite, el mejor Musa es el que hace mejores a los demás (Campazzo/Tavares). Cuando el ecosistema se pliega a él, el mejor Musa es el que absorbe y decide (Garuba/Feliz). Elegir Dubái es elegir la segunda vía. El reto —y lo interesante para medir dentro de unos meses— será ver si su cuota se convierte en resultado agregado sin necesidad de apoyarse en la estructura que el Madrid ya tenía resuelta.
Los datos no son sentencia, son un mapa. El de estos tres años señala dos caminos. Ahora Musa ha elegido cuál recorrer. Y esa elección, más que ego, es identidad.
Y yo le aplaudo.






Es buenísimo. Musa también, pero me refería al artículo. Viéndolo por la parte del club, siempre he tenido la sensación de que Musa ha sido una pieza óptima para mantener el suelo competitivo del equipo alto, pero que no ha sido importante para subir el techo. Y en Madrid creo que ya se da por hecho el tener una base alta y lo que satisface es lo otro. En estos equipos es lo habitual. Ninguna duda de que en Dubai vamos a ver una versión más libre del jugador.